sábado, octubre 21, 2006

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

PARROQUIA SAN JUAN BAUTISTA "EL PRECURSOR"
Una Iglesia de todos y para todos

Por Julio Giraldo
Periodista

"Silencio en la noche, ya todo está en calma". Así dice un viejo tango de Carlos Gardel. Las frases de esta canción, podemos aplicarlas al barrio El Silencio, protagonista de la presente crónica.

"El silencio", calmado, tranquilo, alejado de bares, cantinas y discotecas, ya que ninguna de estas tres modalidades ha tenido la aceptación de los moradores del sector, en su mayoría son pensionados del Estado y de grandes y prestigiosas empresas particulares. Son familias que aprendieron a vivir en auténtica comunidad. Todos se conocen, se sirven mutuamente y mantienen su barrio como una tacita de plata; sus pequeñas calles aseadas continuamente, no por las empresas prestadoras del servicio de aseo sino por ellos mismos, lo que nos prueba que cuando cada habitante de un barrio hace lo que le corresponde hacer, su barrio se convierte en un modelo.

LA PARROQUIA
La historia de la parroquia comienza cuando en el año 1970, se empiezan a construir las primeras casas y comienzan a llegar las familias a las cuales les fueron adjudicadas las viviendas. Eran familias distinguidas, con grandes atributos morales y religiosos, lo que permitió que prontamente pensaran en tener un templo católico y, por supuesto, que fuera declarado como parroquia.

Ya para la época se encontraba en el nuevo barrio, la religiosa Blanca González, fundadora de la comunidad Hermanas de la Sociedad de Cristo, quien trabajó, junto con los habitantes de este sector, de día y de noche, hasta concretar el proyecto que comenzó en un gran lote que donó el Instituto de Crédito Territorial. Era un terreno en donde los antiguos moradores del sector jugaban fútbol, béisbol y bola de trapo.

La hermana Blanca González, quien era arquitecta por tradición familiar, elaboró los planos del templo y rápidamente colocaron la primera piedra, bendecida por el padre Miguel Ángel Alzate (hoy retirado de su ministerio). Mientras se acondicionaba, dentro de la construcción, un sitio para la celebración de la Eucaristía, éstas se celebraban en el convento de las hermanas de la Sociedad de Cristo, muy apreciadas por todos los habitantes del barrio, ya que su contribución al crecimiento espiritual, cultural y educativo ha sido fundamental para las familias y sus nuevas generaciones.

El 30 de septiembre de 1974, monseñor Germán Villa Gaviria firma el decreto 361 mediante el cual se crea la nueva parroquia bajo la advocación de San Juan Bautista "el Precursor". Así, con todos los visos legales, se inicia el trabajo pastoral de construir una excelente comunidad y, con ella, comenzar la construcción del templo y la casa cural, trabajo que inició el padre Alzate con unos feligreses bien motivados que se organizaron y a base de rifas, bingos, festivales y toda clase de actividades, se unieron con el objetivo de sacar adelante su parroquia de la mano de todos los sacerdotes que, por la gracia de Dios, fueron sus guías espirituales.

Ellos son en su orden los siguientes sacerdotes: José Carvajal, Álvaro Romero, Claudio Blanco Malabet, Carlos Arturo Rocha Blanco, Juan de Jesús Serna, Limbal Romero, Luís Enrique Tamayo, Augusto José Ovalle. Cada uno de estos sacerdotes ha dejado gratos y lindos recuerdos en el corazón de la feligresía. Al padre Claudio Blanco lo recuerdan por su especial estilo de evangelizar; a monseñor Carlos Arturo Rocha le dedicaron una placa de agradecimiento en la entrada del templo y a monseñor Luís Enrique Tamayo lo recuerdan por su honestidad y obras realizadas. Hay que destacar que esta comunidad, hasta el momento, ha aportado a la Arquidiócesis 3 sacerdotes: William Díaz Muñoz, Javier Díaz Muñoz y Limbal Romero Tache. Este es un indicador indiscutible de la calidad de gente que habita en el barrio y del gran trabajo pastoral de los sacerdotes que han orientado la parte espiritual.

LA PARROQUIA HOY
Al frente de la parroquia se encuentra hoy Fidel Iglesias, joven y dinámico sacerdote que a su llegada al barrio hizo todo un estudio de la situación de su parroquia. Vio sus necesidades más urgentes, conversó con los grupos de apostolado que son numerosos, realizó una evaluación de todo el trabajo realizado por los anteriores sacerdotes, y su sorpresa fue grande: se encontraba frente a una comunidad excepcional. Una comunidad de esas donde no hay que llamar a nadie a trabajar porque abundan obreros para la mies. En la actualidad las instalaciones parroquiales, aunque son amplias y decorosas, son insuficientes para albergar la cantidad de grupos que se reúnen para planificar su trabajo pastoral y para profundizar en su fe por medio de los continuos cursos, seminarios y charlas que diariamente se dan. Bajo la dirección espiritual del padre Fidel, se ha logrado dar asistencia caritativa a muchos niños y adultos pobres, especialmente de los barrios Mequejo y Villa Adela. Igualmente, embellecer el templo y su casa cural, y se tiene en proyecto la construcción de una amplia zona verde y de recreación alrededor del templo que permita a los fieles tener un sitio en donde puedan compartir y descansar mientras entran a los oficios litúrgicos.

Una característica muy especial de la parroquia es la gran cantidad de niños y jóvenes que están vinculados a la acción pastoral. Para ésta pastoral de niños y jóvenes, el padre Fidel celebra misas especiales para ellos en donde cantos, plegarias y oraciones tienen el ritmo y dinámica de la juventud. Igualmente para que niños y jóvenes entiendan que ser cristianos no es alejarse de la realidad y cotidianidad de la vida, su párroco, vestido con traje deportivo, los acompaña sábados y domingos en un campeonato de bola de trapo y fútbol que les organizó y en el cual la participación es numerosa. Los niños después de cada partido, se quitan sus prendas deportivas y visten sus vistosas túnicas de monaguillos para asistir al sacerdote en las eucaristías.

Así, con niños y jóvenes, adultos y adultos mayores, la parroquia de San Juan Bautista del barrio el Silencio, sigue creciendo no solamente en el campo espiritual, sino también en lo económico, en lo familiar, en lo cultural, en lo político y en todos los campos en donde el hombre se debe mover para alcanzar sus objetivos de ser más como ser humano, para llegar a la perfección que es el encuentro definitivo con Dios.

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