sábado, enero 31, 2009

NUESTRA PORTADA

Presidente del Episcopado, monseñor Rubén Salazar, se pronunció sobre las ‘pirámides’

El comunicado está dirigido a todo el pueblo colombiano, en es especial a aquellos que se vieron afectados por el derrumbe de las ‘captadoras’ de dinero. El Arzobispo de Barranquilla y Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia hace público el siguiente comunicado:

Con amor de pastores acompañamos a todas las personas que han perdido sus bienes y ahorros, comprendemos su dolor y angustia y los invitamos a buscar, con valentía pero con prudencia y respeto a la ley, la restitución de sus haberes.

Denunciamos con claridad que estos acontecimientos muestran, una vez más, la situación de enfermedad moral que vive nuestra Patria, producida por la degradación de las costumbres sociales que tiene -al mismo tiempo como causa y efecto en un aberrante círculo vicioso- la violencia generalizada, la injusticia que ha corroído todos los ámbitos de la vida nacional, la corrupción rampante, la politiquería exacerbada que ha impedido la construcción de una nación ordenada y pacífica, la búsqueda inescrupulosa del dinero fácil y la omnipresente acción deletérea del crimen, especialmente el narcotráfico, el contrabando, la delincuencia organizada. Enfermedad moral que causa un número creciente de víctimas, en su mayoría desprotegidas e inermes ante las fuerzas destructoras de su dignidad.

Invitamos a las fuerzas vivas del país a que todos –dejando a un lado lo que nos enfrenta y divide- busquemos sinceramente el bien común de los colombianos, especialmente de los más pobres y desamparados, para que aunando nuestras fuerzas podamos construir juntos una sociedad más justa, fraterna, solidaria y en paz.

Con el inicio del Tiempo de Adviento el domingo 30 de noviembre, nos aprestamos a celebrar dentro de poco el misterio del amor infinito de Dios manifestado en su Hijo Jesucristo, hecho uno de nosotros en el seno de la Virgen María. Él nació en un pesebre, compartiendo plenamente nuestra condición humana, y, muriendo y resucitando, nos dio su Espíritu para que podamos derrotar el pecado y la muerte en nosotros y en nuestra sociedad. Acojamos ese amor misericordioso haciéndolo nuestro y hagamos de la celebración de la Navidad una ocasión propicia para continuar con renovada fuerza y entusiasmo la tarea común de hacer de Colombia una verdadera patria para todos.


Bogotá, D.C., 26 de noviembre de 2008



+ Rubén Salazar Gómez
Arzobispo de Barranquilla
Presidente de la Conferencia Episcopal
El PDR/E, espacio de Participación y Comunión en la Iglesia

Por Rafael Amín Bermejo Samper­*
Nuestro proceso arquidiocesano va caminando día tras día, alcanzando metas, colocando cada vez más nuevas tareas de evangelización y permitiendo espacios de participación en las comunidades parroquiales que existen en todo el Atlántico; comenzando con los niños y llegando hasta el adulto mayor, pasando por la vida familiar, la escuela, el lugar u oficio de trabajo; también generando espacios para la integración en el barrio y proporcionado nuevas iniciativas para el mejoramiento de las mismas.

Esto ha sido un momento de Salvación para todos los bautizados y para aquellos que están siendo llamados hacer parte de esta experiencia eclesial. Hoy por hoy contamos con la gracia de nuevas comunidades que nacen con la necesidad de celebrar los sacramentos, tener una experiencia con Jesús en los hogares y participar de la labor evangelizadora en la Iglesia. Podemos corroborar estos alcances que nos ha traído el proceso mirando las actividades que permanentemente se llevan a cabo en una parroquia, el número de fieles que se han unido a esta causa de salvífica de la evangelización.

Centenares de parroquias que se han construido, nacen nuevos comités de trabajo, permitiéndole espacios al laico para que se vinculen y no se sientan excluidos de ella. Pero ahora los retos son cada vez mayores, pues bien sabemos que vivimos en un mundo en que el secularismo es más fuerte cada día, propiciando una serie de anti-valores, presentándolos como algo normal para la práctica de las personas en la cotidianidad. Por esta razón, nuestro compromiso esta en propiciar cambios en la Sociedad desde la Iglesia, desde la experiencia de Fe, reconociendo el valor fundamental en su tarea evangelizadora. De esa manera lograremos que el apoyo de todos debe ser reciproco, para que los procesos tengan un buen fin, y es precisamente el enseñar y el vivir intensamente los valores de los evangelios. Nuestras comunidades necesitan de un fuerte compromiso cristiano para que seamos partícipes de los cambios sociales que este proceso puede generar, alcanzado su gran objetivo: construir la Iglesia que Dios quiere y el mundo necesita.

­*Catequista de la Unidad Pastoral Divino Niño Jesús. Estudiante Egresado de Sociología. JVC Nº28




La realidad socio-cultural y el cambio de época

Por José Tobías De la Cruz Caro*
Continuando con el estudio de este importante documento de Aparecida, quiero en este artículo continuar la temática desarrollada en la anterior edición (197), ya que seguiremos tratando el tema sobre el Cambio de Época. Ahora vamos a profundizar cómo esta situación ha afectado la realidad socio cultural del mundo actual.

En otras palabras, el presente artículo maneja los conceptos o más bien los cambios de ideologías y la mentalidad de nuestra época. Una de las evoluciones más grandes de ésta es la valoración que se hace hoy de las culturas en la vida de los individuos y de nuestros pueblos.

En este artículo sintetizaremos todo lo que he leído sobre la realidad sociocultural visto desde el documento de Aparecida, ante todo porque son conferencias tomadas de altos personajes que participaron activamente en la V Conferencia Latinoamérica y del Caribe en Aparecida, Brasil.

La decadencia de las ideologías y de las utopías ha llevado a la humanidad a buscar su nueva identidad, convirtiéndonos a todos en sujetos y actores de la cultura.

La cultura expresa la manera particular como los pueblos cultivamos la relación con la naturaleza; entre nosotros, los otros y con Dios. Se crea un “estilo de vida”, una “modalidad propia”, que nos caracteriza y engendra la pluralidad de culturas.

La cultura, en su comprensión más extensa, representa el modo particular con el cual los hombres y los pueblos cultivan su relación con la naturaleza y con sus hermanos, con ellos mismos y con Dios, a fin de lograr una existencia plenamente humana. En cuanto tal, es patrimonio común de los pueblos, también de América Latina y de El Caribe. DA 476

Tanto el Papa, en su discurso número 1 y 2 como el número 44 DA nos dicen: “Vivimos un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural”.

En nuestra época cultural el cambio ocupa el centro. Hoy se da paso a la inestabilidad en todo lo que sea posible y no se puede entender ni que algo deba permanecer, ni que alguien busque defender permanencias. Hoy se trata de un verdadero cambio de época que afecta a todo el hombre en sus maneras de ser, percibir, sentir, ver, comprender, relacionarse, vivir, crear y creer. Son múltiples las voces, las disciplinas y sobre todo las realidades que hablan y confirman dicha condición radical del cambio de época. Estos cambios remiten a nuevas epistemologías, las cuales no sólo nos permiten reconocer otras dimensiones de la vida, sino que a su vez se constituyen ellas mismas en factores de cambio: nuevas epistemologías hacen posible ver, interpretar y proyectar nuevas realidades humanas, el mismo ser del hombre. Ejemplo: del paradigma industrial (mecánico, newtoniano) al virtual (abierto, flexible, ecológico, holístico)

Hoy se percibe un cambio de época de matriz antropológica social, en la que la entidad, es decir las raíces, son atacadas sistemáticamente por la mentalidad dominante, encerrando la persona en el ámbito hermético de lo individual.

“Los cambios culturales han modificado los roles tradicionales de varones y mujeres, quienes buscan desarrollar nuevas actitudes y estilos de sus respectivas identidades, potenciando todas sus dimensiones humanas en la convivencia cotidiana, en la familia y en la sociedad, a veces por vías equivocadas”. DA 49

*Presbítero. Vicario de Pastoral – párroco de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma.
La Creación entera celebra la Navidad
Mami... ¿Qué es la Navidad?

Por Juan Ávila Estrada, Pbro*
"Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor..." Con estas palabras empieza un precioso cántico que el profeta Daniel eleva a Dios para ensalzar su grandeza (Dn. 3, 57).
En ellas encontramos reflejada la alabanza de la creación entera ante la magnificencia de Dios. Es la misma que podríamos elevar todos la noche de la Navidad, cuando, junto con todos los seres del cielo y de la tierra, postremos nuestras rodillas para adorar al Dios hecho hombre por nosotros: Jesucristo.
"Ángeles del Señor, bendecid al Señor...; sol y luna bendecid al Señor; fieras y ganados, bendecid al Señor..."
No hay una sola criatura de Dios que no entre a participar de este gozo universal. Así, junto con el apóstol Pablo, podemos decir: "Que toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame que Jesús es Señor, para la gloria de Dios Padre" (Flp. 2, 9-11).
Eso es la Navidad. Simplemente, sencillamente, llanamente, pero también maravillosamente: un Big-Bang espiritual; el gran estallido de Dios en el mundo, irrumpiendo naturalmente en nuestro planeta para ser partícipe de la historia del hombre que Él ha creado.
En esa noche de la Navidad, en la que no había nieve, ni renos volando, sólo animales inquietos ante la presencia de extraños conviviendo con ellos, a lo mejor asustados al sentir invadido su espacio; además, ángeles que avisaban a pastores que había nacido el Redentor del mundo, el Mesías esperado desde tiempos antiguos, ahí, en ese momento, hacía presencia el Dios del cielo y de la tierra, el Eternamente Otro, el Trascendente, el Inalcanzable; ahora estaba allí, indefenso y cuidado por aquellos a quienes Él mismo había creado con amor.
Si la creación entera, la del cielo y la de la tierra, ha elevado un cántico en honor a nuestro Dios, qué menos puede hacer el hombre sino maravillarse ante esta encarnación del Verbo de Dios. Si somos capaces de no permitirnos perder la capacidad de asombro, entonces cada año, la Navidad deberá estremecernos hasta las entrañas. Es imposible no pensar el significado que tiene el que siendo Omnipotente se haga limitado; el que siendo Inmortal, se haga mortal; el que siendo Dios, se haga hombre; el que siendo Creador, se haga criatura. Sólo los tontos piensan que es un asunto de menor importancia y que eso no dejó de ser un acontecimiento más como cualquier otro.
Es un Niño el que vino a alegrarnos la vida, a enseñarnos que en la desesperación Él es la esperanza, que en medio de la tristeza Él es la alegría, que en medio de la duda Él es nuestra fe. Como quien dice, ese niño nos hace recordar que Dios nunca se ha olvidado de nosotros y que está siempre dispuesto a hacer algo para que seamos rescatados y victoriosos en su nombre santo.
A partir de su nacimiento, el mundo dejó de ser un valle de lágrimas para convertirse en un planeta de esperanza y de fe. Los que antes buscaban las diferencias para odiarse, ahora tienen el gran motivo para la unidad. Los que antes pensaban que Dios había dado la espalda a su propia creación y la había dejado a merced de nuestra lastimada libertad y al ejercicio de nuestro propio mal, ahora consideramos que no andamos solos por el mundo y que si todo concurre, hasta Dios mismo, entonces cuanto somos y hacemos tiene la impronta de su ser y la bendición de su amor.
¿Cómo celebrar, entonces, paganamente lo que ha costado al Padre celestial la entrega de su propio Hijo? En Navidad no podemos sino donarnos a nosotros mismos del modo como lo hizo el Salvador. Navidad es la época de regalar sonrisas y reconciliación, de entregar esperanzas y oportunidades, de compartir para vivir unidos, en fin, Navidad es el tiempo de generar lazos fuertes de amor en la familia y con los amigos, pero además, es el tiempo de acabar con las enemistades para darnos un poco más de paz.
La familia celebra la Navidad
Así mismo, pensemos, al mirar el pesebre, que lo que prevalece en Él es la imagen de una familia unida por la fuerza del amor y capaz de vencer, desde el principio, las circunstancias adversas que le acompañaron. Ni la pobreza que los llevó a un establo, ni la persecución que los desterró a Egipto, ni el odio celoso de un hombre que los quiso acabar fue capaz de derrumbar en ellos el poder su amor y de su ternura.
Por eso comprendemos que el amor de la familia es lo más parecido al amor de Dios Trino, que es también una familia. Que la corriente que circula en una relación de esposos pasa indiscutiblemente por el corazón de los hijos, y que es en el seno del hogar donde se fragua la capacidad para amarnos y para amar a los demás.
¿Jesús celebra en nuestra navidad?
¿Por qué es bella la Navidad? ¿Por qué diciembre es para muchos el mejor mes del año? Es posible que estemos tan acostumbrados a celebrar la Navidad que ya no nos dejemos maravillar por aquel acontecimiento y sólo nos limitamos a elaborar un pesebre artesanal que puede no decirnos muchas veces nada de lo que Él quiere significar.
Lo peor que puede pasarnos es que nos acostumbremos tanto a la Navidad que cantar "Antón tiruliruliru..." no sea más que la emisión de un sonido sin sentido alguno que repetimos por inercia.
Quisiera imaginarme el sentimiento del Señor Jesús al vernos como locos corriendo apresurados los días previos al 24 de diciembre tratando de organizar la Navidad, pero no la suya sino la nuestra; con la mente embotada por el vicio, el licor y el afán de dinero, tratando de que todo salga lo mejor posible para que nos divirtamos en una fiesta que termina siendo nuestra y no suya, en la que el principal invitado fue papa Noel o Santa Claus como suelen llamarlo muchos.
Mientras las criaturas de la naturaleza y toda ella se embelesa ante la hermosura del Creador naciente, nosotros absortos en el mundo y corriendo para que no falte detalle alguno para armar la gran fiesta en la que sólo quedó faltando un Detalle, el Gran Detalle: Jesús.
Si Navidad sólo sirve para dejar menos dinero, más guayabo y más peso corporal, entonces significa que nunca supimos comprender lo que ella significaba. Y que en toda esta fiesta no estuvo invitado el homenajeado. Pero si, por el contrario, la Navidad nos dejó una familia fortalecida, unos amigos más leales, ningún enemigo y mucha paz, entonces ella sirvió para que se prolongara en el tiempo y se hiciera realidad la tercera venida de Cristo, esa que se da en el diario acontecer cuando le abrimos el corazón, esa que se produce no sólo por la celebración litúrgica sino además por la escucha de la Palabra de Dios y su vivencia en la cotidianidad. Si el mejor o único regalo que recibimos en la Navidad fue el amor de Jesús, consideraremos que todo lo demás es basura comparado con Él.
Jesús es nuestra Navidad. Sin Él todo queda en sólo luces y comida. Navidad no es sólo bombillos encendidos y grasa. Es la eternización del hombre en Dios.
*Párroco de San Carlos Borromeo y Padre Nuestro

Mi Primera Comunión

Por Julio Balza*

”El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último”. Juan 6, 54.

La experiencia de la primera comunión es inolvidable. Es toda una jornada ardua en la que como niños dejamos correr nuestra fantasía alrededor de este gran acontecimiento que nos acompañará en el sendero de la vida. Para los padres y familiares de los niños es un momento emocionante, no solo porque con nostalgia recuerdan ese día en el que por vez primera recibieron a Cristo, sino porque se sienten orgullosos de la elegancia de sus hijos y porque para ellos empieza la mejor etapa de sus vidas en compañía de Jesús Sacramentado.
Para los presbíteros y catequistas es un momento de alegría en el cual, por así decirlo, apenas empieza la formación permanente para que estos niños continúen el proceso de cercanía a Jesús Eucaristía. Por tal motivo, después de una catequesis adecuada en donde se le da la oportunidad a los niños y niñas de recibir la Primera Comunión, comienza apenas el compromiso de continuar ofreciendo más catequesis y más experiencias de Jesucristo Sacramentado para que los niños y niñas logren madurar en la fe y convertirse en unos Cristianos Católicos al servicio del Reino de Dios. Este trabajo de "formación permanente" debe realizarse por parte de los presbíteros, catequistas y en compañía de los padres de familia, quienes deben ser los primeros en enseñar a sus hijos el valor de la Eucaristía, especialmente el día domingo, el Día del Señor.

Con estas palabras quiero invitarlos a todos a que le demos importancia al Sacramento de la Eucaristía. Por eso quiero, desde los lineamentos de la Iglesia, utilizando los métodos Ver, Juzgar y Actuar, mirar la realidad de este acontecimiento único en la vida de un verdadero cristiano, como es el de recibir por primera vez el cuerpo de Jesús.

VER
¿Qué podemos ver hoy en día en nuestra Iglesia? ¿Cuál es la realidad que gira en tomo a la primera Comunión? Los niños y niñas bien vestidos, elegantes y alegres reciben a Jesús Sacramentado. De ellos, solo unos pocos continúan después de su proceso catequético y formativo de crecimiento en la fe. Para muchos es su primera y ultima comunión y, de este modo, no hay verdadera experiencia creyente en ellos. En muchas familias no se vive la fe como seguimiento de Jesucristo, con repercusión en la vida concreta y como transformación en los ambientes en que viven. Otra realidad que va en contra del sacramento es un evidente negocio montado en torno a las primeras comuniones (fotógrafos que nunca van a misa, alquiler de vestidos, el acto social, entre otros), y a lo que corresponde a la Iglesia no se le tiene en cuenta para una donación que sirva para el mantenimiento del Templo. Esto dista mucho del mensaje evangélico y de sus exigencias.
JUZGAR
Ante semejante sacramento, todo debería basarse en la Palabra de Dios (Hechos2, 42-47), que nos invita a formar una verdadera comunidad. Por lo tanto, el protagonismo de los laicos y de los niños en ese momento debe ser una experiencia que parta de una vivencia en comunidad. La comunidad es vital para la celebración de los sacramentos y el crecimiento en la fe. Esto nos debe llevar a todos a un compromiso serio con las cosas de Dios.

ACTUAR
Es necesario promover en las parroquias espacios de formación sobre la celebración de los Sacramentos, que ofrezcan pasos continuados de crecimiento en la fe y en el seguimiento de Cristo.

Invito a las familias a tomarse en serio la fe. Si no creen, si las exigencias del Evangelio no tienen nada que decir en sus vidas cotidianas, deben plantearse si su hijos "hacen" la primera comunión. Si creen, deben exigir una forma de incorporación de los niños a la Eucaristía de la comunidad que sea coherente con su verdadero significado; en este sentido, es cada vez más necesaria, la institución de una catequesis de padre, de carácter obligatorio y complementaria con la catequesis que reciben sus hijos.

Los niños y las niñas tienen que ser capaces de ser protagonistas sobre estos asuntos. Deben tener clara conciencia -en la medida de sus edades- de lo que significa recibir y celebrar la comunión. Los animadores de la misión, los catequistas, presbíteros, diáconos... deben rechazar y denunciar el entramado "negocio" de las primeras comuniones. Es contrario al Evangelio de Jesús y al deber de solidaridad en medio de un mundo tan injusto como el nuestro. Es tarea de todos los cristianos devolver a esta celebración su autenticidad, creando para ello formas diferentes y alternativas de celebrar la incorporación de nuevos miembros a la Eucaristía.
Así que ¡MANOS A LA OBRA! Dios necesita de ti. Ama la Eucaristía para que, desde ese ejemplo, nuestros hijos amen a Jesús y nunca se alejen de Él. No olvidemos el amor primero. Dios nos ama. Nosotros debemos amarlo con toda el alma, con nuestras fuerzas y con nuestro corazón. Padres de familias: sus niños y niñas reciben su primera comunión, no se les olvide que hay que acompañarlos todos los Domingos a la Misa. ¡FELICITACIONES! ¡QUE VIVA LA PRIMERA COMUNIÓN!
*Presbítero, párroco de la unidad pastoral Mariano De Jesús Eusse. Delegado de la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Infantil.

Parroquias: Ayer y Hoy de la Fe

Parroquia Inmaculada Concepción de Suán
Aún se conserva la fe y dedicación


Por Julio Giraldo*
El departamento del Atlántico, en primera instancia, fue recorrido por varios expedicionarios como Pedro de Heredia, Jerónimo de Melo y un grupo de conquistadores al mando de Gonzalo Jiménez de Quezada; éste último fue quien, al navegar por el Río Magdalena en el año 1533 rumbo a Santa Fe de Bogotá, descubrió a la orilla del río unos árboles denominados Suán, conocidos en España con el mismo nombre y fue esta la razón que lo llevó a tomar la decisión de llamarlo como sitio de los Suán.

Quien inició la creación de esta población fue el español don Diego Martín de León, el 27 de junio de 1827, llevado más que todo por lo agradable del sitio; más tarde se encontraron en él razones para la creación del pueblo como la productividad de la tierra en cuanto a la agricultura y la ganadería. La población fue elevada a la categoría de municipio en concordancia con la Ley 17 del 11 de abril de 1905 y, por la ordenanza Nº. 40 de diciembre de 1964, se ratifican los linderos de los Municipios de Campo de la Cruz y el Departamento de Bolívar.

Suán, pequeño pero muy lindo lugar, fue en sus comienzos (y sigue siendo) un sitio agradable que vivió siempre en paz, sus pocos habitantes disfrutaban de la belleza del paisaje y se sentían orgullosos porque las pequeñas naves a vapor que navegaban por el río Magdalena tenían este corregimiento como puerto para cargar combustible; su gente muy honradas trabajaban en la agricultura sembrando yuca, ñame, maíz, ahuyama, patilla y otros productos más que debían trasladar a Soledad a lomo de burro en viajes que duraban hasta 3 días. Era un lugar con frescos pastizales que en aquella época nunca se inundaron, repleto de ganado que ordeñaban en la mitad de la plaza y repartían su leche entre todos los vecinos; otros habitantes se dedicaban a la pesca que siempre era abundante, sobre todo porque sacaban enormes bocachicos que servían para la alimentación de todos ya que practicaban el famoso trueque; intercambiaban sus productos entre las familias y nadie pasaba necesidades; siempre había abundante alimentación en todos los hogares.

En cuanto a su religiosidad, celebraban con mucho entusiasmo su fiesta patronal que era famosa ya que la Virgen era paseada por el río Magdalena en canoas especiales bellamente decoradas por los pescadores y sus esposas; diciembre y Semana Santa también tenían su atractivo especial; de la Semana Santa, cuenta el Señor Juan Narváez Santana adulto mayor de ese municipio, que el padre Sigilfredo Agudelo, el Jueves y Viernes santo recorría la plaza principal entrando a punta de zurriago o correa a aquellos parroquianos que no querían ir a la iglesia a los oficios religiosos. La visita del Obispo, como en todo pueblo de Colombia, era un acontecimiento que movía toda la comarca y sus alrededores, el prelado llegaba en burro hasta puerto Giraldo y de este puerto hasta el de Suán en canoa, en donde era recibido con todos los honores; muchas primeras comuniones, bautizos, confirmaciones y matrimonios, sin faltar las papayeras, el licor y las comidas típicas del pueblo.

Proceso de gestación de la Parroquia:
La parroquia de la Inmaculada Concepción de Suán en su origen pertenecía a la parroquia de Calamar-Bolívar; desde allí era atendido pastoralmente este municipio del Atlántico. Posteriormente, esta población era atendida desde Campo de la Cruz. A petición de la comunidad y el buen trabajo pastoral de los sacerdotes, se fueron dando todas las condiciones para que finalmente, en el año 1969 el 3 de marzo, fuera erigida como parroquia. En los archivos parroquiales reposan los nombres de los ilustres sacerdotes que han prestado sus servicios pastorales en Suán; el primero en la lista es el padre Pedro Pérez, siguen José Rufino Gutiérrez, Néstor Coronel, Luís Gabriel Galán, Manuel de la Victoria Coronel, Sigilfredo Agudelo, Pedro Pablo Cortés, Pedro Hernández, Luís Vargas Ripoll, Francisco Álvarez, Edgar Llanos, Samuel Granados, Andrés Rodríguez, Jaime Ortega, Carlos Quevedo, Néstor Anaya, Nelson Fernando Medina y José Luís Palencia.


La Parroquia hoy:
Del antiguo Suán ya es poco lo que queda. El pueblo creció. Hoy son 9.500 habitantes que viven, en su gran mayoría en casas de material modernas y con la tecnología del siglo; ya no se alumbran con lámparas de petróleo ni velas de cebo; la pesca, como en otros tiempos, hoy no da para que sus habitantes se alimenten y mucho menos para vivir de ella, los que aún insisten en salir de madrugada a pescar, regresan a sus hogares con las redes llenas de tristezas y amarguras y sin ningún bocachico; en cuanto a la agricultura, ésta se acaba lentamente, originando un gran numero de desempleados que hace que la gente tenga que emigrar a otras ciudades o países, causando también la desintegración familiar.

En la parte religiosa, gracias a Dios sus habitantes conservan la visión clara de que el sacerdote es un modelo a seguir, como aquel que se puede llegar para preguntarle, para pedirle una orientación, como aquel que realmente habla de parte de Dios; ya no se práctica una fe acomodada, distorsionada o amañada a las circunstancias; existe una feligresía con unos principios y una fe bien cimentada, es una comunidad comprometida, dinámica y alegre que trabaja por la evangelización de la mano de su actual párroco padre Humberto Majé Barrera, quien cumplió el 6 de diciembre 4 años de haber sido nombrado el encargado de dirigir pastoralmente este encantador municipio.

Son personas que a pesar de su pobreza material siempre están listos para sacar adelante las iniciativas de su párroco que siempre está con ellos de tiempo completo; son estudiosos de las sagradas escrituras y celebran los sacramentos con intenso amor y profunda convicción de esa unión entre Cristo, su Iglesia y toda la comunidad; opción preferencial tiene está feligresía por la Eucaristía, la cual viven no solo dominicalmente, sino que la consideran centro y culmen de su vida y por eso la tienen presente en los acontecimientos más importantes de su existencia; en cuanto a la religiosidad popular, muy común en pueblos y ciudades, en Suán se ha progresado bastante, las procesiones ya son vistas no como un mero desfile o un espectáculo en donde solo se contempla la imagen, aquí, como dice San Agustín, “se contempla al creador y no a la criatura”; indica entonces lo anterior un gran progreso ya que sus gentes saben perfectamente qué es lo que celebran y por qué lo celebran. Precisamente, el 29 de noviembre se iniciaron los preparativos para la celebración patronal, con rosario de aurora diariamente a las 5:00 a.m. que ha sido muy concurrido y fervoroso, en estos la imagen de la Virgen visita nueve sectores diferentes. El lunes 8 de diciembre, día patronal, a las 11:00 a.m., monseñor Víctor Tamayo Betancourt presidirá la solemne eucaristía patronal que culminará con la gran procesión de la Virgen Inmaculada.
* Periodista historiador - Arquidiócesis de Barranquilla

Jóvenes en acción


¿Es correcto el camino?
Por Deniro Güete Acuña*

En la juventud lo que más se refleja es la rapidez con la que se vive la vida: fiestas, chicas, chicos, alcohol, entre otras cosas. Son muy placenteras todas en el corto tiempo en que duran, pero ¿qué hay después de que se vivan? ¿han dejado algo bueno en ti? ¿Sientes que es la felicidad lo que estás viviendo? ¿crees que entre una chica o un chico y una cerveza está la felicidad y tranquilidad que te mereces?

Nunca es tarde y siempre es bueno buscar la felicidad que Dios nos brinda a todos sus hijos, esa que podrás ver en las cosas más pequeñas, en las más sencillas y en aquellas que muchas veces pasan desapercibidas: tu familia, las buenas amistades, las oportunidades de estudio y trabajo; todas ellas hacen que florezcan de ti cosas buenas para las personas que te rodean y que sean estas las que te hagan decir: “soy feliz porque he conocido a Dios, ya entiendo la verdadera felicidad y estoy seguro de lo que soy y quiero hacer”.

Cuando se tiene el camino de Jesús como guía es seguro que las cosas serán más fáciles y nos ayudan a encontrar una explicación a las preguntas que nos hacemos a diario. En Jesús podremos encontrar tranquilidad, obtendremos bases para poder hacer cualquier acción de la mejor manera y nos sentirás orgullosos de tener como Dios al que ha dado todo por nosotros, Ése que a pesar de nuestro olvido está siempre a nuestro lado diciéndonos que volvamos a Él y que nos ama inmensamente.

Es claro que la vida no es fácil, que pueden ocurrir casos que nos hagan dudar, pero, con el pasar del tiempo, nos daremos cuenta que todo lo que pasa es para el bien de cada uno o de las personas que están alrededor. Lo que se debe tener siempre en el corazón es la Fe y pensar que todo va a estar bien ya que hemos adoptado la forma de vida del Señor, llena de fortaleza y sin ningún rasgo de miedo.

Siempre tiene que haber una oportunidad para cuidar a las personas que nos quieren y que queremos, porque en ellas está el reflejo de Jesús, en esas personas podremos ver si hacemos las cosas bien o mal, debido a que son ellas mismas las que nos dicen si estamos bien o no, en la gente que queremos está la voz de Dios, esa es la gente que nos ayuda para que todo salga bien, son personas enviadas por Dios para que hagan de nuestras vidas un camino hermoso y lleno de alegría.

Si estás dispuesto a vivir la vida de Dios; acércate a Él y dile que quieres estar a su lado y deseas sentirte seguro con Él. El futuro del mundo está en manos de niños y jóvenes, que tienen como labor hacer de él un lugar lleno de paz y armonía. Para lograr todo eso, es necesario tener a Jesús en el corazón y en todos los pensamientos.

*Estudiante de Locución para Radio y Televisión. Integrante de Voz Infantil – Hola Juventud. Jornadista.

El Rincón de Pablito


Reinado misionero en San Miguel del Rosario


Las niñas de preescolar y primaria del Colegio San Miguel de Rosario participaron en el Reinado de las Misiones durante el mes de octubre. Durante 30 días las pequeñas estudiantes hicieron sus campañas de reinado para recoger fondos que luego donarían a la Arquidiócesis en su campaña de la Catedratón. En total, estas niñas comprometidas con la evangelización dieron una donación de 5 millones de pesos que servirán para construir más iglesias.

viernes, enero 30, 2009

NUESTRA PORTADA



Los institutos seculares, “primavera de la Iglesia”


Por Elvira Barceló Bolívar*

Pertenecer a un instituto secular es una gracia recibida del Espíritu Santo, es la respuesta plena al llamamiento del Señor que nos dice: “Sígueme”, y también es la ocasión para agradecer a Dios por el don de la vida consagrada, con todos los carismas que ha suscitado en ella, “Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también en Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo… Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1ª Corintios 12, 12-13).

Son muchas las ocasiones en que, como miembros de un instituto secular, nos damos cuenta del poco conocimiento que hay acerca de esta forma de vida consagrada, que por don del Espíritu Santo nace en la Iglesia y que recibe su configuración teológico-jurídica en la Constitución Apostólica de Pío XII ‘Provida Mater Ecclesia’, el 2 de febrero de 1947 y que ha sido llamada por el Papa Pablo VI “primavera de la Iglesia” abriendo un nuevo camino a todos los bautizados. La gracia de esta vocación, explica el Decreto Perfectae Caritatis en su numeral 11, consiste esencialmente en consagrarse totalmente a Dios y a las almas sin sustraerse del ambiente personal de vida: “Los institutos seculares, aunque no son institutos religiosos, llevan, sin embargo, consigo una verdadera y completa profesión de los consejos evangélicos en el mundo, reconocida por la Iglesia”. Profesión que consagra a hombres y mujeres, laicos y clérigos que viven en el mundo. Luego el Magisterio de la Iglesia continuará aportando nuevas luces y criterios para afianzar esta forma de consagración. Estas enseñanzas sobre el papel de los laicos en la misión de la Iglesia en el mundo, en virtud del bautismo, han delineado también una mayor comprensión de los institutos seculares.

Recordamos las palabras de Pablo VI a los miembros de los institutos seculares que pretende describir esta aventura del Espíritu: “Camináis por el borde de un plano inclinado que intenta el paso a la facilidad del descenso que estimula la fatiga de la subida. Es un camino difícil, de alpinista del espíritu. Más en este vuestro atrevido programa, recordad tres cosas: vuestra consagración no será sólo un compromiso, será una ayuda, un sostén, un amor, una dicha, a donde podréis recurrir siempre; una plenitud que compensará toda renuncia y que os dispondrá para aquella maravillosa paradoja de la caridad: dar, dar a los otros, dar al prójimo, para poseer en Cristo”. “Estáis en el mundo, pero nos sois del mundo, sino para el mundo”… “Pertenecéis a la Iglesia con un título especial, vuestro título de consagrados seculares…”[1]

Juan Pablo II, en la exhortación post sinodal Vida Consagrada, nos dice: “El Espíritu Santo, admirable artífice de la variedad de los carismas, ha suscitado en nuestro tiempo nuevas formas de vida consagrada, como queriendo corresponder, según un providencial designio, a las nuevas necesidades que la Iglesia encuentra hoy al realizar su misión en el mundo. Pienso en primer lugar en los Institutos seculares, cuyos miembros quieren vivir la consagración a Dios en el mundo, mediante la profesión de los consejos evangélicos en el contexto de las estructuras temporales, para ser así levadura de sabiduría y testigos de gracia dentro de la vida cultural, económica y política. Mediante la síntesis, propia de ellos, de secularidad y consagración, tratan de introducir en la sociedad las energías nuevas del Reino de Cristo, buscando transfigurar el mundo desde dentro con la fuerza de las Bienaventuranzas”[2].

Y más recientemente nuestro actual Pontífice Benedicto XVI se ha dirigido también a los seglares consagrados con motivo del Simposio de los Institutos Seculares: éste es el tiempo para nosotros, realizado en Roma en febrero 2 del año 2007 para celebrar el 60 aniversario de la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia: “Vuestro celo nace de haber descubierto la belleza de Cristo, de su modo único de amar, encontrar, sanar la vida, alegrarla, confortarla. Y esta belleza es la que vuestra vida quiere cantar, para que vuestro estar en el mundo sea signo de vuestro estar en Cristo. … Vuestra consagración pone de manifiesto, por un lado, la gracia particular que os viene del Espíritu para la realización de la vocación; y, por otro, os compromete a una docilidad total de mente, de corazón y de voluntad, al proyecto de Dios Padre revelado en Cristo Jesús, a cuyo seguimiento estáis llamados (…) El carácter de vuestra consagración, por un lado, pone de relieve los medios con los que os esforzáis por realizarla, es decir los medios propios de todo hombre y mujer que viven en condiciones ordinarias en el mundo; y, por otro, la forma de su desarrollo, es decir, la de una relación profunda con los signos de los tiempos que estáis llamados a discernir, personal y comunitariamente, a la luz del Evangelio”[3].

La experiencia de vivir esta consagración secular es hermosa. Es sentirnos amados por Dios, amar apasionadamente a Cristo, dejarse guiar por el Espíritu Santo, amar el mundo e impregnarlo del amor de Dios a los hombres, hacer vida nuestra consagración bautismal de un modo radical. Compromete toda nuestra existencia, se sostiene por la ayuda de la gracia, en la oración y la meditación de la Palabra de Dios y en la Eucaristía, en el amor y la comunión con los hermanos que, convocados por el Maestro y unidos a la Santísima Virgen María, vivimos la fraternidad y la experiencia de un carisma fundacional específico, en las condiciones comunes y cotidianas de nuestra vida. Damos gracias al Señor porque ha estado grande con nosotros y estamos alegres, y le pedimos que: “enraizados en la acción gratuita y eficaz del Espíritu Santo” podamos responder a la invitación que se nos hace: “SED SEMILLA DE SANTIDAD ARROJADA A MANOS LLENAS EN LOS SURCOS DE LA HISTORIA… escribiendo con vuestra vida y vuestro testimonio parábolas de esperanza, escribiéndolas con las obras sugeridas por la “creatividad de la caridad”[4]


*Consagrada Instituto Secular Fieles Siervas de Jesús. Centro Santa Catalina-Barranquilla. elvibarcelo@gmail.com


[1] PABLO VI, Discurso a los participantes en el Encuentro Internacional de los Institutos Seculares, septiembre 26 de 1970.
[2] JUAN PABLO II, Exhortación apostólica La Vida Consagrada, marzo 25 de 1996.
[3] BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes al Simposio de Institutos Seculares, febrero 3 de 2007.
[4] BENEDICTO XVI, ibid.


María, José y el Adviento

Por Ángela Marín Niebles*


Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo.
¡Ven! hermoso Niño, ¡Ven! Dios humanado,
Luce hermosa estrella, brota flor del campo.

La Virgen Madre como todas las madres en espera de un hijo se debió haber preparado -aún en la pobreza- para dar a luz. Ella debió haber tejido alguna ropita y mantas, guardando alimentos, entre otras actividades mientras esperaba a su bebé. Por su parte, es seguro que San José debió haberle fabricado una cuna y juguetes al Mesías esperado, era lo menos que se esperaría de un hábil carpintero.

Todos estos planes se desbarataron al dictarse la orden del empadronamiento. Por lo tanto, ellos emprendieron el largo y fatigoso viaje -más para María que estaba a finales del embarazo- hacía Belén. Toda esa situación se presentó para cumplir los deseos de Jesús de nacer en la absoluta pobreza despreciando incluso las cosas que se consideran necesarias en la actualidad.

La fe de esta niña y del joven carpintero fueron inmensas al abandonarse por completo en manos del Señor, sin tener que comer ni donde refugiarse ellos se mantuvieron firmes y Dios los premió con el más hermoso y maravilloso regalo: "El nacimiento de Jesús en sus vidas".

La Virgen ha podido decirle a San José que no viajaran por el estado en que se encontraba pero no lo hizo; humilde y pacientemente aceptó, tal como se lo expresó al Ángel Gabriel en la anunciación, ser esclava del Señor disponiéndose a cumplir su Palabra. El viaje y la posterior llegada a Belén no fueron fáciles y más aún al no encontrar un lugar donde descansar y reposar.

Es difícil imaginar a la Virgen peleando contra el mundo, guardando un maravilloso secreto, un valioso secreto que de haber sido contando antes le habría facilitado mu­chísimo las cosas a su familia y la habría llenado de honores en vida. No es fácil pensar que ella callara al escuchar los de­seos de un pueblo que esperaba al Mesías Prometido, no es fácil oír este deseo expresado en cada oración y en cada reunión; todo el pueblo judío cla­maba la venida del Salvador y… ella callaba… guardaba en silencio el gran secreto… el Salva­dor ya había llegado y se estaba gestado en su purísimo vientre.

Esta es una gran enseñanza que nos da María en esta época y que nos recuerda una de sus advocaciones: "Nuestra Señora del Silencio". Ella es aquel ser que calla y escucha, que no pide sino que da, y más aún, es aquella persona que acepta en si­lencio los designios de Dios.

En este nuevo Tiempo de Adviento, sigamos el ejemplo de María y José. Preparémonos para que en nuestras vidas nazca Jesús. Busquemos el diálogo y no la discusión, recordemos que ellos se mantuvieron en silencio a pesar de todas las cosas que escuchaban y María -cuando hablaba- lo hacía invirtiendo en cada palabra todo el amor del que era capaz, ya que ella conocía y esperaba en las promesas del Señor.

Prepárate para que el Niño Dios nazca en tu vida. Déjale entrar, nacer en tu familia, en tu trabajo, en tu barrio y comunidad.


*Directora del Coro Arquidiocesano.
Iniciamos una nueva Fase de nuestro Proceso Pastoral


Comenzamos un nuevo año litúrgico (de noviembre a noviembre del próximo año) y con él comenzamos una nueva fase de nuestro Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización PDR/E. La Tercera Fase de la Segunda Etapa nos hará reflexionar sobre todos aquellos valores que nos ayudarán a vivir unidos, a vivir como Familia de Dios.

Esta fase que inicia tiene muchas novedades y también continuidad; las fases, como las etapas en el ‘proceso pastoral’, no se superan sino que van dando un elemento más al camino, es decir, lo que hemos trabajado en la segunda fase, lo seguimos reforzando en la tercera, en cuanto a la fraternidad y la solidaridad, a la participación de los agentes de pastoral y en cuanto a la organización de nuestra Iglesia particular. Damos un paso más de ir afianzando, en ese sentido, el deseo de ser parte de una comunidad, y precisamente, en esta Tercera Fase, lo haremos a partir del valor de la COMUNIÓN.

La COMUNIÓN la viviremos como una expresión de parte de la comunidad, con un ingrediente “nuevo” que sale del estudio de la realidad que se hizo en todo el departamento y que sirvió para que, desde nuestra pastoral, el proceso de evangelización ayudara a construir identidad social como pueblo del Atlántico, y es precisamente con esa expresión de identidad con que se va a manejar el valor de la unidad. Como novedad, se hará énfasis en la experiencia de la comunión vista también en clave de unidad como pueblo atlanticense. De la misma manera se seguirá afianzando toda la parte organizativa, la participación de las personas y fortaleciendo todos los procesos que se venían trabajando en las anteriores fases.

El camino recorrido como apoyo para la Tercera Fase
Este camino de trabajo pastoral que inicia en el Atlántico se sostiene también en las fases anteriores y que sirvieron para que nuestra Arquidiócesis arrojará datos significativos para el proceso de evangelización. Para esto se tuvieron dos puntos de referencia: 1) el diagnostico que se hizo en esta Iglesia particular que dio unos elementos muy claros sobre los cuales hay que trabajar; 2) cada comisión de pastoral, al igual que cada parroquia, miraron de la fase cuáles son sus aspectos positivos, las cosas que han logrado, pero también las dificultades o problemas que tienen, todo esto con el fin de potenciar los que han logrado y tratar de responder, cambiar y solucionar aquello que es problema y dificultad; en la planificación nueva encontraremos, para cada área de pastoral, cuáles fueron sus logros y cuáles son sus problemas significativos y, además, veremos la planificación de los tres años que ayuda para potenciar y cambiar lo que se evaluó como también a la experiencia de la comunión que es la fuerza de la paz.

Durante el desarrollo de la segunda fase surgieron varias pastorales “nuevas” que no se habían previsto pero que son necesarias; entre estos se encuentran los denominados ‘constructores de la sociedad’. Sin embargo, son comisiones de pastoral que apenas están conformándose y entendiendo de qué se trata el proceso de evangelización que desarrollamos. Esas comisiones nuevas, en la Tercera Fase, seguirán siendo organizadas, pensadas y se reflexionará mucho sobre la pastoral que abarcan para que se puedan se puedan consolidar; es por esto que encontramos algunas pastorales como en un periodo de revisión, conformación, mientras que también hay otras afianzadas y muy bien conformadas, todo esto hace parte del mismo crecimiento del PDR/E. Gracias a la ‘planificación’ tendremos unos elementos que han ayudado a la consolidación de algunas pastorales y que darán herramientas para que las que no lo han hecho lo logren.

KAIRÓS tuvo la oportunidad de hablar con María Libia González, asesora del PDR/E en nuestra Arquidiócesis, quien nos comentó, desde su experiencia en las otras diócesis en Latinoamérica, cómo se ha ido desarrollando el ‘plan pastoral’ en el Atlántico:

KAIRÓS: Desde tu perspectiva, ¿cómo has visto el proceso del PDR/E en nuestra Iglesia particular?

María Libia González: Yo siempre he dicho que cuando uno no está permanentemente en el proceso tiene la posibilidad de ver más fácilmente los crecimientos que quienes están en él. Si nosotros miramos a la Arquidiócesis de Barranquilla cuando se empezó este trabajo pastoral más organizado, que no es que vaya a comenzar de cero sino que se empezó a hacerlo de una forma más organizada y más de comunión hace ocho años, a lo que vemos hoy, realmente nos damos cuenta del proceso y los cambios. Podemos decir que ahora sabemos trabajar un poco más organizados, más en conjunto, estamos entrando en esa visión de que la construcción y la evangelización se hace con todos y con la participación de todos. De que todos somos evangelizados y evangelizadores. Ya hay mucha más participación de la gente, ya no solamente los sacerdotes tienen que afrontar solos el trabajo pastoral sino que ya está la participación del pueblo; un ejemplo de esto es el número de comunidades parroquiales que hay, eso es un cambio grande.

K.: ¿Cuáles serían, en esta nueva fase, los grandes retos que la Arquidiócesis debe afrontar en el marco de su PDR/E?

M.L.G.: El gran reto es seguir potenciando lo que se ha ganado en cuanto a unidad, participación y organización, eso si es importante. El segundo reto es dar pasos nuevos en la experiencia, tanto de comunión como de participación. De la misma manera, se ve ya en la meta de la fase que el reto es poder conformar las pequeñas comunidades de familia que van a surgir de la experiencia de los núcleos y asambleas familiares. Entonces, ese es el gran reto: a los que ya tienen asambleas familiares ver cómo los fortalecen, y a los que aún no las han tenido analizar cómo, en esta fase, se hace la experiencia. Por último, otro reto importante es tener más conciencia de pertenencia comunitaria, que exige la participación y la corresponsabilidad.

PARROQUIA AYER Y HOY


Unidad pastoral Nuestra Señora de la Candelaria
Una comunidad que busca el Amor de Dios

Por Julio Giraldo
El Pueblito no es un barrio común y corriente, es una urbanización en el sur de Barranquilla que comenzó su proceso de formación hace aproximadamente unos 35 años cuando sus primeros fundadores comenzaron a construir sus casas en terrenos pantanosos y de muy difícil acceso; fueron tierras compradas a muy buen precio y, en la mayoría de las veces, negociadas con los políticos a punta de votos; fue entonces una gran oportunidad para que muchas familias necesitadas de vivienda pudieran realizar su sueño de tener un ranchito propio. Como siempre, las necesidades principales fueron la del agua y vías de penetración, sus calles eran lodazales y la gente tenía que ingeniárselas para poder caminar por ellas; en cuanto al agua, debieron esperar mucho tiempo hasta que un buen día el alcalde de turno les llevo el preciado liquido.

En está Urbanización no se podría decir que su gente viven en la pobreza absoluta ya que la mayoría, sin ser ricos, sí tienen sus trabajos, sus propios negocios, y su rebusque que les permite vivir dignamente; son familias un poco apáticas a lo religioso y, a diferencia de otros barrios, aquí no asisten a los cultos evangélicos ni a la Iglesia católica, parece ser que la parte religiosa poco les importa. Pero como en todas partes, a pesar de está situación, desde el comienzo de la urbanización algunas personas se interesaron por crear una junta con el fin de trabajar por la construcción de un templo católico; antes del año 1980, la señora Carmen de Corneo, una de las primeras pobladoras del sector, se movía por todas partes buscando un sacerdote que al menos los domingos celebrara la santa misa en su sector. No era fácil la misión, pero ella insistía de tal manera que esto se volvió prácticamente una obsesión para esta noble señora; trabajó e insistió tanto por sus principios religiosos hasta que logró contactarse con el padre Carvajal, un anciano sacerdote de los misioneros Javerianos de Yarumal, curtido misionero en las inhóspitas selvas colombianas, quien aceptó gustoso colaborar celebrando la eucaristía los domingos así entrando en burro o nadando sobre el pantano.

Así entonces comienza la presencia de la Iglesia Católica en este sector y lentamente se va formando la pequeña comunidad que se entusiasma y comienza a pensar en contar con un centro de culto permanente. Es esta la primera etapa en donde se comienza a gestar la idea del templo católico, ya que más adelante llegan los padres holandeses de la comunidad de San Camilo e inician todo un proceso de evangelización y motivación a la comunidad para que se organicen y hagan realidad su proyecto de comunidad eclesial; se conforman entonces los comités y, como en toda naciente comunidad, realizan festivales, rifas y todo lo que pueden para construir su templo parroquial; no fue tan difícil porque los camilos con ayudas de su país muy pronto construyeron una pequeña pero muy acogedora y moderna capilla que fue consagrada solemnemente por monseñor Félix María Torres Parra y creada como parroquia el 28 de enero de 1999 según decreto 1393.

Los padres Camilos prácticamente construyen la comunidad y su capilla pero, por sus múltiples ocupaciones en el barrio La Paz con su famosa obra de San Camilo, entregan la parroquia y se nombra como su primer párroco al padre Mario Lujan, aunque antes sin ser parroquia había estado el padre Marcos Lopera quien conquistó el corazón de estos feligreses que vieron en él a un amigo y un guía espiritual que compartía con ellos sus tristezas y alegrías. Con un estilo pastoral muy parecido al del padre Lopera, llega entonces el padre Mario Lujan lo que le permite darle continuidad, seguir creando conciencia cristiana dentro de sus feligreses, e iniciar la vida jurídica como parroquia, es decir crea las estructuras. Sucede al padre Lujan el padre Mario Escorcia, quien recibe una comunidad bien formada y motivada lo que también le permitió iniciar toda una renovación pastoral; los diferentes grupos se movieron, se crearon nuevas estructuras, florecieron los grupos juveniles y se crearon las comunidades neocatecumenales como una novedad pastoral que antes no habían vivido los habitantes de estos sectores; en la parte material, se hicieron grandes mejoras en las instalaciones parroquiales; luego del padre Escorcia es nombrado el padre José de Armas, quien realiza su trabajo con amor, calladamente y de acuerdo a su propio y especial carisma.

La Parroquia Hoy:
Han pasado ya muchos años. El sector del barrio el Pueblo ha mejorado notablemente en cuanto a servicios públicos y sus gentes también han progresado ya que sus primitivas casitas lucen mejoradas y no se ve tanta pobreza como en otros barrios; en cuanto a la parte religiosa, sigue vigente la apatía y tan solo unas cuantas personas o familias se comprometen de verdad con el plan pastoral de la parroquia. En la actualidad está a cargo el padre Julio Cesar Ortiz recién nombrado como párroco por monseñor Rubén Salazar; este sacerdote es barranquillero pero estudio en Medellín y allí se ordenó como sacerdote del Camino Neocatecumenal. Por bendición de Dios y por una deferencia de Monseñor Alberto Giraldo, es trasladado a su tierra natal para que ejerza su ministerio en la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, en donde estuvo muy contento tratando de reconstruir la comunidad en medio de muchas dificultades como la inseguridad, la violencia entre las familias, las separaciones matrimoniales, el alcoholismo y el desempleo, pero en medio de todas estas dificultades, existen ciertamente algunos grupos de apostolado con los cuales se realiza un intenso trabajo para lograr construir las estructuras del plan pastoral de la Arquidiócesis.

Existían también dos comunidades neocatecumenales, ya no queda sino una pero muy comprometida. Diariamente la comunidad va creciendo lo cual es un signo alentador para su párroco, como lo es también el hecho de que con tan pocos feligreses comprometidos, cuando se programa alguna actividad para recolectar fondos para el arreglo de la iglesia, o alguna necesidad urgente, en medio de la pobreza la gente responde y es generosa.

La Iglesia luce hoy bien limpia, se han hecho algunos arreglos urgentes y se construyó la capilla del Santísimo; el padre Ortiz se encuentra casi de tiempo completo en su parroquia y dispuesto a servir y atender las necesidades espirituales de sus feligreses, quienes con mucha frecuencia acuden a él en la búsqueda de ayuda en medio de sus dificultades diarias.

Dar su lugar al “pecado original”
Por Johan Llanos Berdugo*


A la razón moderna le cuesta creer hoy lo que se dice en los púlpitos y catecismos sobre el tema de la caída del primer hombre. Que la desobediencia de Adán, su “pecado”, haya hecho perder el género humano, es ya mucho más inverosímil. Dificultades en torno a este tema en parte provienen del olvido, negación, y, sobretodo, de exponer inadecuadamente hoy aquella realidad que la teología ha llamado “pecado original”. Se añade que en este punto algunos teólogos se habrían ajustado a algún esquema filosófico, asumiendo el dogma que se encuentra en la base de la cultura moderna, sea ésta capitalista o marxista afirmando que el hombre bueno por naturaleza, corrompido sólo por una educación equivocada y por estructuras sociales necesitadas de reforma. Actuando sobre el “sistema”, las aguas volverían a su cauce y el hombre podría entonces vivir en paz consigo mismo y con sus semejantes. En efecto, si no se comprende que el hombre se halla en un estado de alienación que no es sólo económica y social (una alienación, por lo tanto, de la que no puede liberarse solo con sus propias fuerzas), no se alcanza a comprender la necesidad de Cristo redentor. Toda la estructura de la fe se encuentra así amenazada. La incapacidad de comprender y de presentar el “pecado original” es ciertamente uno de los problemas más graves de la teología y de la pastoral actual.

No hay que cerrar totalmente la posibilidad de admitir que puedan modificarse expresiones de origen teológico como “pecado original” que, en cuanto a su contenido, tienen un origen directamente bíblico, pero que a nivel de expresión manifiestan ya un estadio de reflexión religioso. En todo caso, creo que las dificultades teológicas y pastorales que plantea el “pecado original” no son ciertamente sólo semánticas, sino de naturaleza más profunda.

¿Y qué significa esto en concreto?
En una sana presentación de la hipótesis evolucionista del mundo, no tendría sentido, evidentemente, hablar de “pecado original” si no se hace una adecuada armonización de estas dos concepciones; “pecado original”, en el más extremo de los casos, no pasaría de ser una expresión simbólica, mítica, para indicar las carencias naturales de una criatura como el hombre que, desde unos orígenes imperfectísimos, avanza hacia la perfección, hacia su realización completa. Ahora bien, interpretar inadecuadamente esta visión significa no dar el justo valor y aporte que puede hacer a la teología, como alterar radicalmente la estructura del cristianismo: Cristo se transfiere del pasado al futuro; redención significa simplemente caminar hacia el porvenir como necesaria evolución hacia lo mejor. El hombre no es más que un producto que todavía no ha sido perfeccionado del todo por el tiempo; no ha tenido lugar redención alguna porque no había pecado que reparar, sino tan sólo una carencia que, insisto, es natural. No bastan aquí las discusiones con las ciencias naturales, aunque este tipo de confrontación resulta siempre necesaria.

La vida implica la mortalidad en todos los miembros de todas las especies. La muerte forma parte de la vida. La muerte es una función biológica que no tiene nada que ver con una supuesta falta. Cierto, hay un vínculo entre el pecado y la muerte, pero este vínculo no es filosófico. La muerte biológica no apareció con el pecado. Y esto vale también para la especie homo.

El escenario construido por Agustín, y que se ha hecho clásico en el pensamiento occidental, no puede ser aceptado tal como él lo propone. ¿Hemos de renunciar a él? ¿Hemos de acogernos a las otras dos expresiones: "pecado del mundo" y "pecado de Adán"? En mi opinión, no. La noción de pecado original es indispensable. Debemos atender al contenido filosófico de los términos, y más aún a la dimensión específicamente teológica del pecado. Para ello, el punto de partida no puede ser una visión trágica de la existencia. El punto de partida ha de ser el acto salvador por el que Dios se revela y se da. Es el perdón el que pone al descubierto la verdadera naturaleza del pecado. La noción de pecado original debe, pues, ser repensada. Y para ello se hace indispensable subrayar la distinción que se da entre las tres expresiones mencionadas, así como mostrar su complementariedad.

En el plano metafísico, conviene distinguir claramente entre “principio” y “origen”. El “principio” es el lapso de tiempo que se da al comienzo del curso de la duración. Respecto al “origen”, hay que decir que no forma parte del curso del tiempo, el “origen” dice relación a algo que trasciende a la duración. La noción de pecado designa específicamente lo que rompe la relación del hombre con Dios. Esta ruptura es original; no es un acontecimiento lejano de un pasado inaccesible, sino que se sitúa en el presente como origen del pecado. La noción de pecado original explica el origen del pecado. Dado que no ocurre en el curso del tiempo, el origen utiliza un lenguaje que no es el de la cronología. El relato bíblico del pecado original no tiene nada que ver con la narración cronológica del comienzo de la humanidad.

La noción teológica de pecado original atañe a diversos tratados de teología en los que desempeña roles específicos. En Moral, explica la infelicidad del mundo y la dificultad de conversión de los justos. En Cristología, sirve para mostrar la necesidad y universalidad de la salvación (aquí el pecado debe ser visto como la condición en la que Cristo interviene, no como la condición de su intervención). En Teología, introduce una visión cristiana de la historia. En Antropología, confirma la importancia del libre albedrío. En Eclesiología, justifica la necesidad del bautismo para los recién nacidos. El concepto de pecado original pone en juego un conjunto de tomas de posición global.

*Ingeniero en Telecomunicaciones. Universidad Autónoma del Caribe - Lic. Ciencias Religiosas. Facultad de Teología Pontificia U. Javeriana. - Diplomado en Teología Bíblica. Universidad del Norte.

EL RINCÓN DE PABLITO



Métete en el cuento
Amor animal
Cuando de conquistar pareja se trata, en el mundo animal muchas especies realizan uno que otro truquito sorprendente para conseguir compañero. Algunas tácticas van desde realizar una danza hasta usar la fuerza bruta.

Entre los que usan el baile se encuentran los flamencos, la grulla canadiense y el ave del paraíso, los cuales emplean sus plumas con rítmicos movimientos para atraer a más de uno de su especie. Otros que galantean con este método son los caballitos de mar macho que realizan una espectacular danza alrededor de la hembra, y las serpientes cascabel que elevan gran parte de su cuerpo realizando movimientos de un lado para otro.

Si el baile funciona en unos, en otros mostrar su presencia física es buen gancho, porque entre más vistosos son, existe mayor garantía de gozar de buena salud y vitalidad. Prueba de esta estrategia natural son los pavos real que emplean su espectacular plumaje para mostrarle a la hembra su esplendor, y el ave fregata magnífica que exhibe su garganta inflada en un color rojo brillante.

Claro, que si lo que la pretendiente busca es lo que algunas madres llaman “buen partido”, existen animales que se valen de su creatividad para ofrecer condiciones seguras y confortables a su futura pareja. Tal es el caso de los castores machos que levantan sorprendentes represas en época de apareamiento y varias aves, como los paujiles, que construyen hermosos y vistosos nidos que hacen decidir a cualquier indecisa candidata.

También existen especies que lo que buscan es un “novio de buena familia” o “abolengo”, como por ejemplo los papiones, chimpancés y lobos, en donde la jerarquía es lo que prima a la hora del cortejo. En estas especies no cualquier animal puede pretender una hembra, sólo los más aptos, los machos alfa, obtienen la o las parejas que deseen.

Pero si las cosas se ponen pesadas y ni la casa, el abolengo, el físico o la habilidad surgen efecto en una hembra, en el reino de la fauna queda aún el recurso de la fuerza. Los caimanes, osos y tigres, son buenos ejemplos de cuando los machos deben dejar de lado la galantería e imponer sus condiciones ante las hembras que no se dejan impresionar.